domingo, 6 de junio de 2010

MUCHAS GRACIAS DON JOSÉ ANTONIO CANO

Permítame que me dirija a usted, Señor José Antonio Cano, para darle las gracias por acordarse en su charla de la persona que yo tanto quiero en este mundo, que no es otro que a mi padre, pues todos los años que yo tenga que estar aquí jamás podré olvidar el que se haya acordado de como le he dicho, nombrar en su charla sobre las Minas que el pasado viernes dio en la sede de la Asociación Recreativa Los Cabales, a ese gran hombre que siempre fue Fernando Hernández Gil, al que yo tengo el orgullo de poder ser su hija, y por eso le tengo que en estas letras que están escritas, no con mis manos, sino con el corazón de esta hija que tanto lo recuerda y quiere, darle las más sinceras y emotivas gracias a su persona por acordarse de él, y desde lo más hondo de mi alma, pedirle a Dios que tanto a usted como a su familia les dé mucha salud, a usted para que pueda hacer el bien, y a su familia para que siempre puedan estar a su lado apoyándole en todo lo que se proponga hacer.
Espero que no se moleste conmigo por dirigirme a su persona con tanta libertad como lo estoy haciendo, pero es que yo a las personas que como usted lo que hace es recordar a otras tantas personas que están por algunos hoy olvidadas, no tengo más remedio que estarle y perdone si me repito, agradecida de que se acuerde para que esas otras personas que no los recuerdan, gracias a usted se den cuenta que en esta bendita Tierra nuestra que es Melilla, sigue siendo ese lugar de grandes hombres y mujeres, que aunque ahora ya no estén en ella, pero que sí han dejado su huella, de que siga siendo la caritativa, y en la que como él decía siempre “hay hombres y mujeres de manos apretar”, y con ese apretón de manos tengan bastante para ayudarse los unos a los otros, para que podamos convivir las cinco Culturas que en ella seguimos viviendo con toda la normalidad y muy a gusto.
Y ya para no cansarle más, reciba un saludo que sea extensible a los suyos de esta hija agradecida,
Angelita Hernández López.

©La Dama de Melilla.

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